Con frecuencia repito la frase que popularizó Alvin Tofler sobre que “los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”, porque claramente es lo que nos pasa todos los días.
La tecnología está omnipresente en nuestra vida, nos pone en jaque en forma permanente y nos hace repensar la forma en que hacemos las cosas. Eso colisiona con nuestra naturaleza de mantener el status quo y de quedarnos quietos. Pero el movimiento permanente, el cambio constante, es el símbolo de esta época que no deja de sorprendernos día a día.
Al hablar específicamente de nuestro trabajo de comunicadores, no solo la Inteligencia Artificial nos hace repensarnos, sino que uno de los más grandes desafíos es transitar lo que llamo la comunicación en la era de la desintermediación, donde la palabra o frase clave es “construir relaciones”.
Hoy creo en la comunicación integral, como un enfoque que combina diferentes disciplinas como las relaciones públicas, el marketing y la publicidad, de forma coordinada y atravesada por los contenidos. Así, apuntan a ayudar, sorprender e informar a las audiencias sobre los temas que interesan y en donde la escucha activa ocupe un rol cada vez más destacado para lograr la magia de la conversación.
Hablo de paciencia y ansiedad como la combinación perfecta del uso de las relaciones públicas y el marketing y publicidad.
En estas líneas, estoy sintetizando años de aprendizaje, donde el manifiesto cluetrain sigue funcionando y siendo una piedra angular en cómo basar la comunicación institucional y de marketing con sus audiencias.
Quienes trabajamos profesionalmente en la comunicación institucional y de marca para nuestros clientes, tenemos grandes desafíos y oportunidades. Desafíos para no quedarnos atrás y aprender lo que necesitamos para hacer mejor nuestro trabajo. Oportunidades de negocio para acompañar el ciclo de vida de nuestros clientes como socios estratégicos, custodios de su reputación y aliados para que sus mensajes lleguen al mercado.
En pocas palabras, podría resumir estos conceptos:
- La escucha activa: las empresas y organizaciones deben escuchar a sus audiencias para comprender sus necesidades y expectativas.
- La creación de contenido relevante: el contenido debe ser relevante para las audiencias y debe estar diseñado para generar conversaciones.
- La medición y el análisis: las empresas y organizaciones deben medir el impacto de sus comunicaciones para determinar si están siendo efectivas.
- Paciencia y ansiedad en la comunicación integral: la paciencia es necesaria para construir relaciones y confianza con las audiencias, mientras que la ansiedad es necesaria para impulsar a la acción.
Mazalán Comunicaciones me sigue dando la oportunidad de aprender, desaprender y reaprender de la mano de organizaciones que admiro. Me da la oportunidad de entender que el mundo cambia y podemos cambiar la forma de hacer las cosas.
Creo profundamente en que tenemos una gran oportunidad de trabajar en un ecosistema de comunicaciones integradas. El objetivo es construir y consolidar conexiones con las audiencias con las que nos relacionamos y escuchamos y con las que podemos compartir historias que generen la tan ansiada conversación.
Por eso digo que “comunicar es conversar”.
