Wunderman Thompson Argentina y Cultura de Trabajo han decidido utilizar esta oportunidad para poner en relieve una realidad menos visible: la situación de las personas que viven en la calle. Mientras las "swifties" ocupan la calle temporalmente por elección, miles de argentinos enfrentan la realidad de vivir en la calle por necesidad. Para destacar esta problemática, se infiltró una carpa en la fila del recital con el mensaje claro: "Nadie es fan de vivir en la calle".

Rafa Quijano y Daro González, Directores Generales Creativos de Wunderman Thompson Argentina, expresaron su compromiso con la campaña: "En medio de la euforia de los recitales, queremos recordar a todos que hay personas que no eligen esta realidad. Queremos generar conciencia y movilizar a la sociedad para apoyar a aquellos que necesitan ayuda real".

En colaboración con Cultura de Trabajo, la carpa forma parte de la campaña "The After Taylor", diseñada para aprovechar la masividad y la atención mediática generada por el fenómeno musical de Taylor Swift. La carpa permanecerá en el lugar incluso después de que los shows hayan concluido, recordando a todos la dura realidad de quienes viven en la calle.

Alexandra Carballo Frascá, fundadora de la ONG Cultura de Trabajo, explicó la intención detrás de la campaña: "No queremos estigmatizar, sino que la gente repare en las condiciones en las que muchas personas tienen que pasar el día y la noche. La cifra de personas en situación de calle ha aumentado significativamente, y necesitamos el apoyo de la sociedad para marcar la diferencia".

Dentro de la carpa, se encuentran Gabriela, Alejandro y Julio, personas que han vivido en la calle pero han encontrado apoyo a través de Cultura de Trabajo para reconstruir sus vidas. Sus historias son ejemplos de resiliencia y esperanza, demostrando que con el apoyo adecuado, es posible superar la adversidad. Gabriela, de 43 años, relató su experiencia de pasar un mes en la calle con sus hijos. Gracias a la ayuda de la fundación, consiguió empleo en un restaurante y ahora alquila una habitación en un hotel familiar. Julio, de 59 años, dueño de un hostel que cerró debido a la pandemia, pasó cuatro meses en la calle antes de encontrar apoyo en Cultura de Trabajo. Ahora trabaja en un bar de Palermo. Alejandro, de 57 años, después de perderlo todo en una mala inversión, vivió en la calle durante ocho meses. Con la ayuda de la fundación, ha recuperado su autoestima y ahora tiene su propio emprendimiento de mantenimiento.

Exclusivo

Acceso exclusivo para miembros

Para acceder a nuestro contenido exclusivo, iniciá sesión con tu cuenta de membresía


Si sos miembro de Dossier y no tenés contraseña, comunicate con gisela@editorialdossier.com.ar

Si todavía no sos miembro, comunicate con datacenter@editorialdossier.com.ar

DossierNet al día

¡No te pierdas de nada! Recibí las noticias más importantes de publicidad en tu correo todos los días hábiles, a la mañana y al final del día.