En ellos se utilizó historias de fantasía narradas por personalidades portuguesas conocidas combinadas con frecuencias de sonido emitidas por los cuencos cantores tibetanos.
Las vibraciones de los cuencos producen frecuencias específicas que cambian la frecuencia beta de nuestras ondas cerebrales a un estado alfa haciendo sentir a los niños un verdadero masaje. El cerebro se vuelve más capaz de capturar la información y realizar tareas ayudando a los niños hiperactivos a tener días mejores y dormir más relajados durante la noche.
