Cuando Rock & Pop presentó su temporada 2016, anunció en forma paralela su nueva programación, que habría de producirse en el corto plazo algunos cambios, apuntados a redireccionar su aire, conquistar nuevas franjas de oyentes y modificar conceptos artísticos. Pablo Valente, su Director Artístico desde febrero, es quien lleva adelante esa reingeniería interna que busca volver a poner a la emisora en los primeros lugares.
Una primera y fuerte modificación es que se ha abandonado el viejo slogan identificatorio, “Donde el rock vive”. “Desde ahora somos ‘Rock & Pop 95.9’”, dice Valente. “Esto dice quiénes somos. Hace 30, 25 años, tal vez era necesario machacar con el slogan, pero creemos que ahora ya no hace falta, no tenemos nada que explicar. Estamos dejando el pasado atrás también en este punto”. Agrega: “Un día empezamos a darnos cuenta de que tener solo esa referencia nos limitaba y que parte de la limitación también incluía el tema artístico, lo musical”.
Valente y la nueva administración de la señal (Fénix Entertainment Group) enfocan su mirada no solo en el rock, sino también en el pop, un detalle estético no menor. “Acá ahora suena ¡Justin Timberlake! Lo digo como alguien emblemático de ese estilo. Antes, cualquier acercamiento que tuviéramos con el pop era muy criticado. Estamos rompiendo los prejuicios, sin pasarnos de la raya. Está claro que acá no va a sonar nunca Britney Spears”.
El rol de la mujer en el aire de la radio también ha sido modificado. “Estamos sacándonos el olor a vestuario”, grafica, sonriente. “Era una radio muy machista, y se notaba. Hasta hace no demasiado prevalecía la idea de dos comunicadores muy fuertes, que ya no están, que eran muy hostiles a que mujeres tuvieran presencia activa en la señal”. ¿Quiénes? Valente sonríe y calla. Ejemplifica acciones en ese sentido: “Cuando vino la jornada nacional por ‘Ni una menos’, nos subimos a la idea, desarrollando artística específica a lo largo de toda la programación. Impensado antes”.
Una decisión estratégica tomada en esta temporada fue trazar una línea en el tiempo musical más o menos precisa, definiendo un año –2003– como el punto que divide las aguas. “Todo lo editado antes de ese año es considerado clásico. Y de ahí hasta hoy, es lo actual”. Valente explica que en el año de referencia se operó “acaso la última irrupción de un rock diferente, superador”. Da tres ejemplos: Franz Ferdinand, The Strokes, Placebo. “Ellos protagonizaron el último quiebre. La decisión apunta a actualizarnos en un tema muy sensible para nosotros. Vamos a tener unos 15 años de presente y más de 30 de pasado”.
Una nómina de conductores más joven, bloques más cortos, renovada apuesta por eventos propios, un porcentaje mayor de música sobre lo oral de la mano de un repertorio aggiornado donde conviven en partes iguales los repertorios en inglés y en castellano y una flamante artística, comienzan a dar sus frutos.
Con una medición en la mano, Valente informa que la radio ha recuperado mucho terreno en un segmento que se creía casi perdido: el de los oyentes de ambos sexos que tienen entre 18 y 24 años. Se crea –puntualiza– una empatía con los conductores, algunos de ellos históricos (Roberto Pettinatto, Facundo Pastor, Juan Di Natale, Eduardo De la Puente) junto a la nueva camada, la mentada “segunda línea” de la radio que vivió difusamente por años y que ahora, es este proceso, llega al protagonismo.
“Y esto va a seguir así. Llegarán nuevos y nuevos cambios. Crecemos, y como siempre cuando uno crece, suelta el ancla para seguir adelante”.
