PUBLICADO EL 12/04/2023

Kevin Kogan de Mobile First y Slapp: “Hay presupuesto, faltan ideas”

Entrevista

Portada de Kevin Kogan de Mobile First y Slapp: “Hay presupuesto, faltan ideas”

El CEO & founder de la agencia creativa digital y de la plataforma para marcas y creadores de contenido conversó sobre su camino como emprendedor (luego de su paso por 47 Street, el negocio familiar donde se formó), analizó el momento que atraviesan el marketing y las comunicaciones corporativas, y contó cómo buscan dar soluciones a las necesidades actuales.

¿Cómo nacieron Mobile First y Slapp?

Mobile First fue la primera empresa que fundé hace tres años, apenas me fui de 47 Street, la empresa familiar. Me di cuenta de que había un nicho muy grande en muchas empresas familiares que necesitaban el trabajo que habíamos hecho con mi hermana con respecto al marketing, las redes sociales y el e-commerce. Empezaron a llamarme dueños y dueñas de empresas pidiéndome eso, por lo que empecé de onda, después ya con una consultoría. Comencé a monetizar algo que me salía casi natural, que era ayudar a empresas o emprendimientos en este rubro. La compañía empezó a tomar vuelo y hoy ya somos 35 personas, con ganas de seguir creciendo. Respecto a Slapp, tengo dos socios argentinos en Estados Unidos, Alejo Chouela y Felipe Sommer, y es más un producto.

¿Cuáles son los servicios que ofrecen y cómo funcionan?

Mobile First es una agencia creativa digital. Se ocupa casi llave en mano de toda la estrategia comunicacional de una compañía o persona. Ayudamos a potenciar perfiles a través de las redes sociales y también hacemos campañas publicitarias. Tenemos desde gestión de redes sociales e influencers, producción de eventos, campañas 360°, hasta vía pública y publicidades. Slapp es una plataforma que te permite acceder a las métricas de las redes sociales, de manera comprensible y clara, y tiene dos unidades de negocio: un plan Emprendedor, de 4 mil pesos por mes; y un plan Enterprise para empresas, que ayuda a hacer un diagnóstico de la estrategia.

¿El público al que cada una apunta también es diferente?

El público de Mobile First es, primeramente, una empresa que tiene un presupuesto de marketing que puede destinarlo en una agencia. El público de Slapp es capaz una pyme, un emprendedor que no cuenta, a lo mejor, con esa posibilidad, y con 4 mil pesos por mes tiene que poder solucionar lo que está haciendo mal y tener recursos para hacerlo bien. En Mobile First lo hacen personas, y en Slapp lo hace el algoritmo.

¿Quiénes son los clientes?

Hoy en la agencia tenemos 17 clientes, como el Banco Santander, los shoppings de IRSA, la marca Essen, la casa de apuestas Super 7, una nueva unidad de negocios de deportes con la Bruja Verón. Muy variado. Yo soy un convencido de que en el negocio de la comunicación digital, no importa el rubro, hay siempre puntos en común. Todas las empresas se unen en lo que es digitalización, cómo comunicar algo online que antes se hacía offline. No dejamos de ser agencia y servicios. En eso estamos, tratando de ayudar al cliente.

¿Cuáles son los proyectos para este año y las perspectivas de crecimiento?

La empresa creció muy rápido. Estamos sentando las bases, mejorando los procesos y el seniority del equipo, armando una estrategia comercial para abrir puertas en México, en España, en Estados Unidos. También hay mucho potencial de crecimiento en Argentina con empresas que entienden que la comunicación que hacían 360°, tienen que hacerla digital. Nos gustaría, además, entrar en otros rubros, como farmacias o automotriz, en la industria de la música y la de la política. Quisiera terminar el 2023 teniendo referentes de cada industria como clientes.

¿Qué observaste en el trabajo con las marcas en estos años? ¿Cuáles son las nuevas tendencias de la industria y qué está quedando obsoleto?

Algo que está pasando es que hay poco tiempo; para la preproducción, para la postproducción. Generalmente el cliente quiere ver las cosas lo más rápido posible. Solemos estar predispuestos para adaptarnos a eso y poder ser solucionadores, brindando propuestas de valor agregado. A veces, la agencia te dice “llename un formulario y después te hago el brief”. Creo que las nuevas generaciones son más expeditivas y trabajan de una manera súper ágil. Después, con la inteligencia artificial y las soluciones que están surgiendo, los puestos tienen que adaptarse a los cambios. Deberemos trabajar mucho en cómo agregar valor (desde la creatividad y el diseño), porque las computadoras resuelven gran parte del trabajo que se hacía manualmente. Hay presupuesto, faltan ideas. A la vez, hay muchas cosas que ya están inventadas, pero en Argentina tenemos una cultura de que copiar está mal, cuando en el mundo copiar algo que funciona está bien visto y es inteligente ahorrarte pasos para no cometer los mismos errores. Una cosa es copiar algo de la propiedad intelectual (como imitar una remera) y otra es ver referencias de empresas que están haciendo un buen camino (por ejemplo en tecnología), fijarse qué funciona y tomar atajos.

¿Hay una tendencia a tercerizar estos servicios?

Hay de todo. Generalmente, las empresas grandes prefieren una mente creativa que viene de afuera, equipos multidisciplinarios que agreguen valor. Después, hay quienes creen que pueden hacer todo in house. Creo que el problema es que se subestima el trabajo digital o en redes sociales. Sin embargo, nadie dudaría en contratar un abogado externo. Cuando se dan cuenta del trabajo que implica ser CM, notan que no está tan mal tercerizarlo.

¿Las empresas están dispuestas a escuchar lo que están haciendo mal?

Lo que suele pasar es que las empresas están disconformes con la agencia, porque en cuanto a lo digital todavía no se establecieron los parámetros de cuánto cuesta contratar un servicio de redes sociales. Vos tenés las agencias de red, que pueden cobrarlo muy alto; dos compañeros de la facultad que se hacen freelance; y casos intermedios como Mobile First, que es una agencia mediana e independiente. Hay un montón de agencias muy buenas e interesantes. Creo que hay una búsqueda de agencias independientes y con flexibilidad a la hora de los presupuestos y de las entregas.

¿Cómo están trabajando las empresas el marketing de contenidos? ¿Qué recomendaciones harías?

Lo que se está viendo es el concepto de que trabajar con influencers es tirar la plata. Hay una total falta de entendimiento de la amplificación que tienen. Hay algunos que por su alcance son baratos, comparados con una campaña de vía pública. Después, hay ganas de medir todo. Por ejemplo, con una campaña entre 47 Street y Lali Espósito te pueden preguntar cuántas ventas va a traer, y la verdad es que no lo sé, pero sé que la unión de los millones de seguidores puede ser muy potente; y así fue. También puede suceder que algo funcione en las encuestas y al probarlo en la calle salga mal.

En cuanto a redes sociales, ¿hay una sensación de que hoy todo pasa por TikTok?

Está pasando algo de eso y yo sería cuidadoso. Hay una subestimación de Facebook, como que no va más, pero después ves los números y tiene mucha gente. Facebook es bueno para la pauta. En cuanto a Instagram, está cambiando todos los días sus métricas, su manera de mostrarse. Hoy ves un reel de Instagram y un posteo de TikTok, y no sabés cuál es cuál. Hay una búsqueda de parecerse, y TikTok tiene otro lenguaje. Hay mucho para trabajar desde las empresas con respecto al storytelling, el qué y el cómo decir en las redes. Ahora lo vamos a ver mucho en las campañas políticas de este año. Está bueno que las personas y las empresas entiendan lo que están haciendo, que sea genuino. Hay quienes esto lo están haciendo muy bien, como Microsoft o Duolingo.

¿Qué balance hacés de tu recorrido como emprendedor?

Muy bueno, aunque cuando pasás de emprender a ser un empresario es un desafío mayor, porque uno empieza soñando con la creatividad y después, indefectiblemente, tenés que ocuparte de otras cuestiones. No es todo color de rosa, pero las cosas buenas son mucho mejores que las malas, como ver que el 80% del equipo son mujeres o tener a una persona como Thiago Felstinsky en el equipo, que tiene el gen FHL1 y viene a trabajar en silla de ruedas con el padre y la enfermera, porque puede trabajar de Community Manager. Tener una empresa te permite dar esas oportunidades. Me encanta poder hacerlo y estoy agradecido también con mi familia, que me enseñó a emprender y a entender que dar laburo es algo muy bueno. Creo que hay que poner en valor al sector del empresariado y el esfuerzo que implica. Apuesto por el país y, como yo, hay muchos jóvenes que quieren progresar y trabajar acá.

Magalí Sztejn

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