¿Qué representan estos premios para la agencia?
Siempre es una alegría, sobre todo en un premio como el Lápiz que se vota entre toda la gente de la industria y pensando únicamente en el trabajo, así que es una caricia al alma, es un lindo reconocimiento y también es la prueba de que uno está haciendo las cosas como la mayoría las querría hacer. Me parece que cuando nos premiamos entre nosotros, los que trabajamos de esto, y vemos el trabajo de otra agencia y decimos “esto está bueno” es porque también sentimos que es la mejor manera posible de hacer las cosas en la realidad y en la publicidad que nos toca a todos como industria.
¿Qué destacás de la campaña y por qué pensás que fue la elegida?
En las campañas ganadoras hay mucho Mundial, fue un año que no nos vamos a olvidar nunca, pero dentro de toda la comunicación del Mundial que se hizo creo que hubo cosas muy interesantes, muy distintas. PedidosYa creo que jugó un poco por el costado y estuvo bien, fue una estrategia pensada en ese sentido, en decir “soy sponsor oficial de la Selección, pero pienso la campaña desde la gente y bajo a los pedidos de la gente; puedo hablar de los clubes de barrio donde jugaron los más grosos de la Selección cuando no eran nadie, pensando qué puedo hacer en esos clubes, cómo los hago parte real de la plataforma y cómo convierto el mensaje en un hecho”. La clave de la marca, que es algo que cruza a tanta gente todos los días, de una manera tan tangible, fue esa: lo que se premiaron son ideas que la gente las vivió todos los días como vive la app. Entró en algún momento y se encontró con los buffets o en otro momento cayó en la emboscada de “Tu pedido está en camino”, cuando en realidad era la Copa. Hay algo muy valioso en que no es una idea que la vi y pasó de largo en un cartel, en un comercial, en una pantalla, sino que está muy metida dentro de mi propia vida, de mi propio contacto cotidiano con la marca.
¿Cómo vivieron el proceso desde la idea, el desarrollo y la producción?
El desarrollo de las ideas fue bastante diferente. Si vamos a la parte de PR, que tiene más que ver con la campaña y con ese pensamiento paraguas de “Cuál es tu pedido”. Llevó un tiempo y tuvo, en algún lugar, una parte más tradicional; y, en otro lugar, que fue con los buffets y lo que pasa durante el Mundial, una parte más de activación, que tiene sus desafíos siempre: ir a los clubes, encontrarlos, dar con esa gente, subirlos a la plataforma, ofrecerles lo que necesitan para que puedan ser parte. Hay un esfuerzo de la marca hacia adentro que es un montón de trabajo y que es muy valioso. Y lo mismo con la notificación de la Copa en camino. Es como meterte un poco con el producto, usando esos códigos, pero buscando que la gente interactúe y borrando la línea entre la publicidad y lo que me pasa a mí con la marca todos los días, que también le podía escribir a Lionel como le escribo al pibe que me trae una gaseosa y una hamburguesa a casa. En ese sentido, en el caso de la notificación, hubo una corrida de tiempo muy grande, que la llevamos de la mano con la gente de Lanzallamas y de Paisanos; fueron 48 horas de locura, pero se pudo y se llegó, funcionó y a la gente le gustó, que es lo más importante.
¿Qué análisis hacés del impacto?
El impacto es cien por ciento atribuible a la naturaleza de las ideas, a eso de que borra un poco la línea entre la comunicación más tradicional, cuando yo paso a ser parte de la idea como consumidor o dialogo con la marca sin darme cuenta de que estoy siendo parte de una movida de marketing, ahí se vuelve todo más grande, más orgánico, más fácil y más lindo. Es espectacular ver despegar una campaña de esa manera, sobre todo cuando empiezan puteándote y terminan celebrándolo.
