A24 es sin duda la productora independiente que más me ha llamado la atención en el último tiempo. En A24 hay inspiración ya que el “qué”, el “cómo” y el “por qué” tienen una razón de ser. Las producciones tienen guiones frescos, temas que pueden mezclar ficción y realidad y transitan por todos los estilos libremente, de manera un poco más impredecible que sus grandes competidores. Es el entendimiento de que se puede ser distinto, bueno y libre. El valor está en el riesgo y el producto. A24 tiene solo 10 años, y estos han sido suficientes para ser los progenitores de un nuevo set de películas que están en cualquier lista de imperdibles, llevar la bandera del nuevo film noir, barrer con los festivales de cine, ser los únicos en aceptar todas las exigencias de la huelga de guionistas (y con eso no dejar de funcionar), atraer al mejor talento de la industria y moverse ágilmente como una marca publicitaria. Tienen una tienda, un podcast donde hablan de sus producciones y crean vínculos de relación con su audiencia de manera constante y sincera, como muchas marcas envidiarían. Ah, un detalle más, valen 3.000 millones de dólares.
Dove / Cost of beauty
Dove, de la mano de Ogilvy, presenta algo tan simple, tan bien contado y tan humano, que hace que la ficción quede (una vez más) muy por debajo de la realidad. No sé si es la mejor pieza del año, pero sí pone en la mesa un storytelling a partir de nuestra huella digital. Ver la vida de Mary, la protagonista, documentada por su relación con redes sociales es brillante. No es solo por la relevancia de como social media está moldeando el concepto de belleza y autoestima, sino la humanidad del relato en una línea de tiempo real. Sin producción, sin casting de madre para que se parezca más a la hija, sin 30 tomas por plano y sin gritos de ”¡corten!”. Son un poco más de 3 minutos de solo la imperfecta realidad. Hoy podemos construir historias a partir de lo que nosotros mismos posteamos de nuestra vida a lo largo de los años, lo cual es escalofriante, más aún pensando en una generación que tiene perfiles, mail y redes abiertas incluso antes de nacer.
Barbie
El estratega Mark Pollard dice: “Barbie es la mejor campaña de publicidad para la publicidad en mucho tiempo”. Concuerdo plenamente con él. La campaña de Barbie es un cliente que recibe la presentación creativa y dice: “ok a todo hagámoslo”. Casa en AirbnB, filtros, CGI content, influencers, música, rituales de premier, colección de ropa, combos de comida, etc. Tal vez, ideas que están presentes en cualquier presentación de agencia para un lanzamiento importante, pero esta vez, da la sensación que de las 15 ideas presentadas no quedaron 13 en el powerpoint, sino que todas vieron la luz. Incluso alcanzaban para arrastrar éxito a Oppenheimer. No fueron los más novedosos desde mi punto de vista creativo (no estoy diciendo que no era buenas ideas), pero era una piñata de ideitas muy bien vestidas. El valor fue orquestarlas para que todas fueran una realidad y convivieran en armonía. Fueron los más consistentes, pertinentes, le entregaron a la gente la libertad de jugar con la marca y la gente contestó, tiñeron de rosado hasta el feed del más metalero o gótico, y ni siquiera hablaron de la película.
