¿Qué representa este premio para la agencia?
Si hace cuatro años, cuando abrimos draftLine Buenos Aires, me decías que íbamos a hacer la campaña de Quilmes del Mundial, en el año que Argentina lo iba a ganar e íbamos a ser reconocidos con dos Lápices de Platino, te iba a contestar que era demasiada ambición; pero se dio y estamos felices. Además, que te reconozcan tus colegas siempre es lindo y más con un premio tan popular y transparente como este. Por otro lado, Quilmes se convirtió en el anunciante más creativo de la historia del país, y que el nombre de draftLine se haya escrito en las páginas de esa tremenda historia es un lujo. PM, producción, estrategia, creatividad, medios, experiencias y marca, todos y cada uno fueron fundamentales para que esta campaña haya salido como salió, porque fue mucho más que un film.
¿Qué destacás de la campaña ganadora y por qué pensás que fue la elegida?
Destaco la búsqueda de alimentar la ilusión y la esperanza. En estos tiempos difíciles necesitábamos más que nunca que nos pase algo bueno, y sucedió. Fue una campaña optimista que encendió ese sentimiento que hacía mucho que teníamos guardado, por eso la gente lo compartió tanto. Además, la temática iba evolucionando a medida que Argentina avanzaba. Era impresionante cómo la gente iba encontrando nuevas coincidencias y las posteaba o comentaba en redes. Nos gusta pensarla como una campaña que tuvo muchos millones de community managers.
¿Cómo vivieron el proceso desde la idea, el desarrollo y la producción?
La verdad que cuando apareció el insight nos dimos cuenta de que ese era el camino. Solo tuvimos una idea, no hubo otras alternativas. Después, en equipo con la marca, fuimos construyendo todo juntos. La producción de argentinacine fue impecable. Les pasamos un guion y nos devolvieron algo muchísimo mejor que lo que estaba escrito. El trabajo de Augusto Giménez Zapiola, Martín Holzman y todo el equipo de la productora fue determinante para que la pieza haya tenido el éxito que tuvo.
¿Qué análisis hacés del impacto?
Fue una propuesta muy optimista en un momento en el que necesitábamos creer y tomarnos unas vacaciones de la realidad, y la gente lo entendió así. A los argentinos nos conquistó por el optimismo y al resto del mundo por las coincidencias que iban apareciendo.
