Las fiestas Daybreaker se hacen a plena luz del día, a primera hora de la mañana, antes de ir a trabajar. La fórmula es comenzar con una hora de yoga relajante para luego bailar durante 2 horas entre música, bailarines, performances, músicos y otras sorpresas. Las barras son totalmente gratuitas (solo se paga el precio de la entrada) y en vez de cerveza o tragos se ofrecen jugos, frutas, cereales, aguas y té frío.
Gastón Silberman, CEO de la agencia UV LATAM y principal promotor de la llegada del evento a la Argentina, explica: "El año pasado estuve por trabajo en Nueva York y unos amigos me invitaron a un Daybreaker. Cuando llegué no pude creer lo que veía: cientos de personas sonrientes haciendo una fila para subir a un barco que recorrería el Hudson a las 6 de la mañana. Una hora más tarde estaba bailando junto a personas que no conocía pero que de alguna manera sentía que teníamos algo en común. El resto del día fue increíble, me sentía especialmente motivado y energizado. A la mañana siguiente en lo único que pensaba era en traer esta locura a Buenos Aires".
El movimiento de Daybreaker, comenzó en 2013 en Brooklyn como una mezcla de experimento social y proyecto artístico. Rápidamente se fue expandiendo hacia otras ciudades: San Francisco, Los Ángeles, Boston, Washington, Chicago, Miami. Luego vinieron Toronto, París, Londres, Montreal, Shanghai y hace pocos días se incorporó Ámsterdam a una lista que no para de crecer.