Carlos Mazalán, Presidente de Mazalán Comunicaciones: “Si el corazón está abierto, la cabeza puede pensar y el bolsillo, invertir”

La consultora que preside ha crecido desde su nacimiento a partir de las necesidades de sus clientes y se ha diversificado. Carlos Mazalán es un emprendedor que, en esta etapa, encaró dos actividades que considera complementarias de las relaciones públicas: la educación y la producción teatral. Todas son herramientas para “unir puntas”.

¿Cómo describís el momento actual de Mazalán Comunicaciones?

CARLOS MAZALÁN: Después de 22 años de haber comenzado con nuestro trabajo de comunicaciones, está en un momento de madurez y de nuevas transiciones, porque en nuestro mercado siempre tenés que transitar cambios, por la coyuntura, por el país, por la profesión. En este momento estamos en un cambio que para mí es muy importante, iniciado hace varios años, y que llamo la “descarlificación” de Mazalán Comunicaciones. María Cardoso, que es una buena amiga y gran profesional, asumió la Gerencia General y está dirigiendo el equipo y el desarrollo de los negocios. Fundamentalmente en tres áreas: en relaciones públicas, que es donde nacimos, en marketing y en la de comunicación digital. No sé si son tres cosas distintas porque en realidad están integradas en nuestra consultora de comunicación.

¿Cómo se fue dando el crecimiento de la consultora?

MAZALÁN: Mi primer cliente fue Xerox en el año 94, y yo fui creciendo en función de las necesidades del cliente, adaptándome para cumplir con lo que requerían. Empecé haciendo prensa y tecnología, y en el 2000 teníamos muy claro que teníamos que crecer y lo hicimos en tres ejes de desarrollo: más prácticas, más servicios y más países. Dentro de las prácticas le dimos apoyo y soporte en distintas áreas, con más servicios. Varios clientes nos han llevado a la región con gente propia o con partners. Tenemos oficinas propias en Buenos Aires y Bogotá, gente propia en México y partners en todos los países de Latinoamérica. Por otra parte yo también le dedico mucho tiempo a lo académico, y desde hace cinco años dirijo una Diplomatura de Social Media y Comunicaciones Digitales en la Universidad Siglo 21, que ya tiene más de 800 graduados.

La especialización en tecnología ¿es algo que buscaste o se fue dando?

MAZALÁN: No, nada de lo que me pasa lo busco. Yo estudié Ingeniería en Sistemas, estudiaba teatro y mi director en la carrera decía que yo era un perro de presa, y yo decía que era un rompe pelotas profesional, “rrpp”. En la facultad me puse a organizar todo lo que era relacionamiento entre la universidad y las empresas. Organizaba seminarios, cursos, jornadas. Sabía de tecnología y, en segundo año, empecé a trabajar en una revista que se llamaba “Manejo de la información”. Yo, hasta ahí, de escribir, lo único que hacía era escribir canciones en la banda de rock que tenía, pero le ponía el criterio técnico. Fui vendedor de software y a los 27 años era Gerente General en una empresa de software, después renuncié porque sentía que lo mío estaba por otro lado. No sabía bien por dónde. El 7 de enero de 1994, Silvia Moore, Gerente de Publicidad de Xerox, me presenta a Susana López, que era Directora de Cuentas de Young & Rubicam, y Susana me llama y me dice “empezás a trabajar”. Empecé en Young & Rubicam como Director de Prensa y manejaba la cuenta de Xerox. Trabajé freelance, tomé alas y ese año tuve 15 clientes trabajando yo solo en mi casa.

¿Cómo cambiaron las necesidades de los clientes con internet?

MAZALÁN: En principio hoy las empresas, las organizaciones, pueden tener su propia voz, no necesitan a los medios para que interpreten lo que quieren decir y lo transmitan. Por eso, antes comunicación era por añadidura. Hoy es clave. Hoy tenés que comunicar, lo que pasa es que tenés que saber qué, a quién, cómo, cuándo. Un mismo mensaje no es igual para todo el mundo.

Decías antes de comenzar la entrevista que te sentís como un puente, ¿cómo desarrollaste esa capacidad?

MAZALÁN: Dios a las personas les da un talento, y creo que si a mí me dio uno fue el de unir puntas. Soy lo que soy y transformé eso en una empresa. Unimos puntas, intereses, necesidades, y eso tiene que ver con la comunicación Quizás en la comunicación cuerpo a cuerpo esto se nota más. Por ejemplo, desde hace un año me involucré mucho más en el mundo del entretenimiento y del teatro, y estoy produciendo. Utilizo el teatro como un espacio de relacionamiento y mis clientes, por más supertecnológicos que sean, son personas a las que les gusta el esparcimiento y la diversión. Es una forma de unir y de acercarse al corazón. Yo, hace muchos años, cambié un concepto que había estudiado en la universidad que era el de comunicaciones efectivas, por comunicaciones afectivas. Las personas tenemos tres puntos cardinales de acceso: el intelectual, el emocional y el transaccional; cabeza, corazón y bolsillo. Si el corazón está abierto, la cabeza puede pensar y el bolsillo, invertir. Con las empresas y con las personas, es así.

¿Podés también utilizar el relacionamiento para mejorar situaciones en la producción teatral?

MAZALÁN: Sí, yo hablo siempre de paciencia y ansiedad. Paciencia es igual a Relaciones Públicas. Ansiedad es igual a Marketing o Publicidad. En la última tenés poco tiempo y en la primera necesitás tiempo. La reputación se construye paso a paso. Hay cosas que no son por imposición, sino por decantación. En el tema teatral, cada cosa que estoy encarando tiene que ver con calidad, con producir piezas o shows que te sorprenden, que superan la expectativa, y con eso te vas ganando el respeto.

¿Te gusta cómo está la práctica de las relaciones públicas en Argentina?

MAZALÁN: Te subo la apuesta: en el mundo. No me gusta. Porque todo tiene que ver con paciencia, y si me llama una empresa que quiere que le venda prensa por kilos, no me interesa. Yo creo en la apuesta de mediano y largo plazo, en la actitud que una compañía tiene que tener desde el punto de vista de sus comunicaciones, eso es. Es todo cortoplacista, y creo que es porque si uno no da los resultados que necesita, lo rajan rápido de su empresa. Las compañías que son grandes necesitan resolver cosas rápidamente y, si bien en las pymes uno puede tener tiempo, por ahí se necesitan también resultados rápidos. La rapidez en los resultados es el enemigo que uno tiene, y sigue siendo una disciplina que tenés que explicarla cada vez que te contratan, desde al gerente hasta al dueño de la compañía.

¿Qué te gustaría emprender además de la producción teatral?

MAZALÁN: Me gusta lo que empecé hace ocho años en la Universidad Siglo 21, que para mí fue un ciclo de inspiración, que se llamó Actitud 2.0 y, desde hace cinco años, la Diplomatura. Ahí tengo un equipo de diez profesores y se sumaron desde el año pasado las certificaciones para toda Latinoamérica en la plataforma online. Construimos una comunidad, no es que solamente tenemos los cursos, con los graduados hacemos un Camp una vez por año y nos juntamos 100 y compartimos experiencias en distintas provincias, con conferencias abiertas, se generan oportunidades de negocios y oportunidades laborales. Y lo de la producción teatral es un reencuentro, que también comparto con mis hijos que están involucrados en los proyectos, uno trabaja en la parte digital y el otro es creativo y actor. Es un gran desafío porque las industrias culturales son muy complejas, tienen poca disciplina en comparación con el mundo corporativo y sus procesos, pero hay tanto talento como lo hay en la industria del software y, en el mundo del software, hace años se propuso que la Argentina brillara, y hoy brilla. Me encantaría que en el mundo del teatro ocurriera lo mismo, y mi emprendimiento allí es aportar un granito de arena para construir en el teatro un ecosistema sustentable.

Adriana Lazzeretti