En América Latina, los pequeños comercios son el corazón del vecindario. No son solo un lugar donde se compran y venden cosas, son un punto de encuentro.
Es el lugar cálido y familiar que nos conecta como vecinos haciéndonos sentir parte de una comunidad. Son los lugares que conforman nuestra identidad, los lugares a los que todos deseamos volver, imprescindibles, sin ellos un barrio no seria un barrio.